Lobos Vestidos de Ovejas
Publicado por Gabriel Velasco Ocampo en
Lobos Vestidos
de Ovejas
20 SEPTIEMBRE, 2020 POR GABRIEL VELASCO OCAMPO
La empresa privada, generadora de sueños y desarrollo en el país, ha sido atacada sistemáticamente y por muchos años desde las trincheras de la izquierda colombiana. Ha sido vista siempre como “el lobo que hay que abatir y no como el caballo que tira de la carreta”.
Desde esos sectores se ha estructurado y difundido un discurso que busca desfigurar a la empresa como una máquina del mal liderada siempre por propietarios avaros y mezquinos que solo acumulan riqueza a expensas de la explotación de los trabajadores. Nada más lejano de la realidad. El tejido empresarial colombiano está compuesto por millones de héroes, que a pesar de las múltiples barreras y dificultades que existen para la iniciativa privada en nuestro país, han decidido apostarlo todo por el desarrollo social y económico de la nación.
Por eso hoy resulta risible ver cómo desde esos mismos sectores radicales buscan ahora posar con un discurso de aparentes protectores de la micro, la pequeña y la mediana empresa en Colombia. La verdad es que este cambio en su retórica tiene únicamente motivaciones electorales, pues siguen viendo a la empresa “como la vaca que hay que ordeñar”. Por esta razón debemos tener especial cuidado y no permitir que incautos caigan en esa estratagema.
Basta con revisar sus iniciativas legislativas para entender la incoherencia en el cambio de discurso, mientras ante las cámaras posan como defensores de la iniciativa privada, en el Capitolio promueven proyectos que crean mayores cargas económicas, menores incentivos para la generación de empleo, obligaciones tributarias que solo torpedean la competitividad de nuestro país, entre algunas otras.
Colombia y el mundo atraviesan una crisis económica que solamente podremos superar con las empresas privadas como protagonistas de la recuperación. Pero para adelantar esta tarea, necesitamos generar incentivos reales que den las garantías para el crecimiento económico sostenible que necesita el país. Estamos en mora de iniciar una discusión profunda sobre los costos laborales no salariales, la necesidad de proteger a la empresa de los abusos de derecho en temas como la estabilidad laboral reforzada (sin atacar los derechos adquiridos por los trabajadores) y la creación de incentivos que permitan convertir, de nuevo, a nuestro país, en un destino atractivo para los inversionistas.
Quienes hemos defendido la empresa privada con convicción, debemos ser los abanderados de estas discusiones y desnudar a quienes buscar instrumentalizar al empresariado únicamente como una plataforma electoral, mientras que, por la espalda, apuñalan la creación de sueños y emprendimientos en nuestro país. La defensa de la iniciativa privada no puede ser vergonzante y debemos cerrar filas para protegerla . Paremosle-Bolas a los lobos disfrazados de ovejas, que hoy buscan abrazar el discurso de la protección empresarial mientras impulsan iniciativas que cercenan las libertades económicas. No permitamos que nuestro país emule el camino que hoy recorren con dolor México, Argentina y otras naciones que se dejaron seducir por depredadores disfrazados de corderitos.
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